martes, 14 de mayo de 2019

Medias Puri

No, no os estamos tomando el pelo. Hoy no os traemos una mercería de barrio. O quizás sí.


Esta la historia de Medias Puri y de la mujer que lleva su nombre, una señora de sesenta y tantos que, ahí donde la ves, es la reina de la noche. Madonna o Cher ya tienen rival de altura. ¿Pero qué se esconde detrás de sus piernas/medias?


Esta historia arranca en el Madrid de finales de los 60, cuando nuestra protagonista tenía 18 años. Por aquel entonces, nuestra joven e inquieta Puri, se nos enamoró de un marqués. Este señor que estaba casado se quedó también 'prendadito' de su hermosura y empezó una aventura con ella.
En esa época, una de las mayores pruebas de amor era realizar una gran inversión en los sueños del dueño o dueña de tus suspiros, así que nuestro marqués azul le montó una mercería a Puri en pleno Madrid que ríete tú del ‘Victoria’s Secret’. 
 
Pero ojo, porque esta tienda no destacaba precisamente por la calidad de su género de indumentaria interior, no: lo mejor de esta mercería se encontraba en la trastienda. Y es que al más puro estilo de otros espacios a los que ya os hemos llevado (aunque sea virtualmente) como puede ser Ítaca (Alcorcón) con su tienda de regalos/espacio de encuentro artístico, espiritual y multidisciplinar o Viva Las Vegas tienda PinUp/escuela de Burlesque y Seducción, en nuestro espacio destacado de hoy, no todo es lo que parece. Y es que ¡cómo nos pirran estas propuestas donde se fusionan en perfecta simbiosis aspectos tan dispares!
 
 Una gloriosa y bravísima Puri organizaba auténticos fiestones en los que, por lo visto, se dejaban caer Lola Flores o Ava Gardner (¿o será parte del folcklore popular?). Después de que la mujer del marqués muriese, dieron rienda suelta a sus pasiones, ambos recorrieron el mundo, y el marqués también murió y con él se le acabó el amor, la fiesta y el trabajo. Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
 
 
Pero pasaron los años, y gracias a una propuesta de una compañía de eventos (creadora del espectáculo formidable de The Hole), Puri ahora está viviendo su segunda juventud. Recientemente, se reinauguró en Tirso de Molina ‘Medias Puri’, un local que, de puertas para fuera parece una mercería pero que luego por dentro resulta que es un discotecón. 

En Madrid, tras el monopolio de firmas como Kapital o Fabric, llegan vientos de cambio, glamour y cabaret, que bebe de influencias europeas y yankees.
 
 
Un espacio singular, irreverente, con estilos distintos y con actuaciones que van pasando durante la noche alrededor del público tipo 360º. Incluso actuaciones secretas en los baños. Un experiencia integral en grado superlativo. Divino infierno. La estética y los números han ido perfilándose y radicalizándose, tomando un estilo muy definido, clandestino y provocador.
¿Pero? ¿Y Puri? Se pasa las horas en su casa haciendo calceta y dilapidando sus ingentes ingresos en el bingo y el Imserso. Pues va a ser que no, es maestra de ceremonias, se encarga de recibir a los invitados y tiene hasta su propio númerito. Es la nueva reina de la noche madrileña, donde lejos quedaron los cuentos de marqueses y medias de rejilla (o no tan lejos, viviendo nuevos cuentos con un par de buenos pantys a mano).

En definitiva, se trata de un un teatro de variedades, sugerentes, estimulante, un despropósito, cuyo acceso esta ciertamente saturado y a costos cada vez más altos. Un nuevo concepto de club nocturno llevado a su máxima expresión y a otra dimensión, que ha contadoc on la colaboración de múltiples profesionales en diferentes diciplinas como coreógrafos, iluminadores, escenógrafos... que trasciende el ambiente propio de una discoteca para sumergirte en un viaje de escenas perfomáticas que indagan en lo que subyace en la fiesta, en la noche. El hilo conductor es la música y cada 15 o 20 minutos ocurre algo en el local, desde un espectáculo circense a un acto tribal africano.
 
El local cuenta con tres espacios. Uno dedicada a la música de los años ochenta española e internacional; otro en el que suena funky; y la principal con sesiones de techno, electrónica y rock. Además, una de las salas se convierte entre semana en una coctelería que abre de lunes a domingo donde se podrá comer en plan Burger & Lobster (hamburguesas y langostas). Una mezcla ecléctica que, como mínimo, despierta la curiosidad de cualquiera que la escucha.


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